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jueves, 3 de enero de 2019

EL GRANDE AÑO




 
ANA MARÍA SEGHESSO







El conocimiento del Grande Año es un descubrimiento extraordinario, que hace reflexionar en los niveles altísimos alcanzados por los Sumerios en la astronomía, y en la capacidad de acumulación de datos para transformarlos en pronósticos.



Los Caldeos aseveraban que el Mundo había sido alternativamente y en manera periódica, inundado y quemado; el período de reproducción de estos fenómenos era el que conducía a todos los astros errantes a ocupar una misma posición con relación al cielo de las estrellas fijas.



Séneca, en sus "Cuestiones naturales", trata de esta doctrina, reproduciendo un fragmento del sacerdote caldeo Beroso (III siglo a. C., autor de una célebre historia Caldea y Asiria, hoy perdida).



"El diluvio de agua o de fuego llega cuando a Dios le parece bien crear un Mundo mejor terminando con el antiguo... Beroso, traductor de Bélus, atribuye esta subversión a los astros, y esto lo hace de un modo tan irrefutable que fija el tiempo de la conflagración y del diluvio. 

El globo terrestre afirma, se incendiará cuando todos los astros que tienen ahora trayectorias tan diversas, se reunirán en Cáncer, disponiéndose en modo tal unos debajo de los otros, que una línea recta podrá atravesar todos los centros... El diluvio se producirá cuando todas las estrellas se reunirán en el Capricornio.

La primera de estas constelaciones preside el solsticio de verano, la otra el solsticio de invierno..."



 Una conjunción perfecta de todos los astros del sistema solar, ésta es la configuración que determinará el fin de los tiempos y el renacimiento del Gran Año, con la muerte de un mundo por un "cataclismo"(fin del mundo) de agua o de fuego.



Existía además, otro concepto de Grande Año, que ponía en relación no sólo los planetas y la tierra, sino también el Universo y las estrellas.



Para ello utilizaron el sistema sexagesimal e interpretaron el Fenómeno de la precesión, sintetizando en presagios, sus movimientos.






Se llama Precesión de los equinoccios el movimiento que el eje de la tierra realiza en su desplazamiento alrededor del eje de la eclíptica, dibujando un cono y recorriendo la circunferencia completa de 360 º en un lapso de 25 776 años.



El punto Vernal o Punto Gama (0° de Aries) trasladándose de una constelación a otra del Zodíaco, que dividido en 12 períodos de 21 siglos, cada uno corresponde a un parte del círculo, equivalente al lugar que el punto vernal transita.



De este modo lograban deducir “cuándo llegaría el Cataclismo”.



A través de la invención del zodíaco los Sumerios ingresaron en la fase del cómputo astronómico fundado en la matemática.



La división del círculo, en 12 partes de 30º cada una, no tiene en cuenta las constelaciones, cuyas medidas son variables - aunque toma el nombre de algunas de ellas.



Según el asiriólogo y matemático O.Neugebauer, 

“fueron precisas razones matemáticas las que indujeron a la adopción de un ciclo bien definido que medía la progresión del sol y de los planetas respecto a secciones de exactamente 30 grados¨.

  




En realidad, el zodíaco no fue otra cosa que una indispensable idealización matemática y fue usado como cómputo astronómico. 
















miércoles, 7 de noviembre de 2018

LAS ILUSIONES PERDIDAS DE LA GENERACIÓN JIPI

ANA MARÍA SEGHESSO


EL OCASO DE LA ERA DEL ACUARIO








En la historia reciente un fenómeno llamado Era del Acuario ha influenciado los ideales y aspiraciones espirituales de una gran parte de la sociedad occidental.


El significado principal de esta corriente, según quienes auspician su doctrina, se basa en la Fraternidad Universal, que nace en las sociedades cuando sus componentes logran liberarse de la propia individualidad egocéntrica. 

 La ideología proviene de personajes como Rudolf Steiner, Helena Blavatsky, Paule Le Cour, Max Heindel,  esotéricos, teósofos, ocultistas, que crearon la corriente al inicio del siglo XX, con la intención de trasmitir a las masas el amor y la paz universales.






 HELENA BLAVATSKY



El fenómeno se popularizó a partir 1968, en los EEUU, con los llamados “jipis” y generó rebeliones colectivas contra la autoridad, eslóganes, como “hacer el amor y no la guerra” y la convicción generalizada de que el cambio de conciencia en los seres humanos  llevaría a un tiempo de prosperidad, abundancia y paz.


Podría definirse como un movimiento mesiánico que proyectaba al establecimiento de un Nuevo Orden, fruto de una humanidad superior.


Los ideales de no violencia y espiritualidad subyugaron gran parte de la sociedad, deseosa de la paz en el mundo, mientras que los ideales de libertad favorecieron la autonomía individual en detrimento de prejuicios y tabúes culturales.

Con el paso del tiempo el fenómeno fue evolucionando como era previsible, generando diversas consecuencias, algunas funcionales, otras no.

Considerando los efectos utilitarios del Ciclo de Tierra de la Conjunción Júpiter - Saturno, no es extraño que se haya fortalecido la mercantilización de los preceptos enunciados por los fundadores del Nuevo Orden, desencadenando realidades contradictorias con la Ideología  de la doctrina propuesta.

El auspiciado cambio de conciencia  no se verificó ni produjo los frutos esperados.

El  mundo acoge, en este final del Ciclo de Tierra, alrededor de 6.400 millones de personas, de la cual, una sexta parte, 1.020 millones, pasa hambre hoy en día, según informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).


Al menos 100 millones de personas han abandonado sus lugares de origen en búsqueda de comida y trabajo.

La riqueza y abundancia del Ciclo de Tierra, pobló en desmedida nuestro planeta, multiplicando poblaciones incapaces de proveer al sustentamiento de sus habitantes.

La proporción entre territorios rurales y capacidad de cultivo no existe en muchos países, la raza humana se ha multiplicado en exceso, sin programar el futuro de las nuevas generaciones.

El fenómeno afecta a gran parte de las regiones del planeta, sean evolucionados económicamente o no.   

La densidad de población es excesiva, resintiendo la naturaleza que sufre continuamente los efectos devastadores del fenómeno.
Esta corriente ha dado a su movimiento el nombre de Era del Acuario, denominación tomada de la Astrología.

Especulando con el lento movimiento de los equinoccios causado por la Precesión[1], se ha tratado de instrumentalizar el fenómeno, asociando los grande ciclos de Júpiter-Saturno que estudia la Astrología con la doctrina de la Era del Acuario.


Sin embargo, los conceptos no son equivalentes pues los contenidos difieren totalmente.


Las diferencias entre la Astrología y los movimientos espirituales,  residen esencialmente en el objetivo que persiguen  y en los métodos de trabajo.


Los movimientos espirituales persiguen finalidades éticas, creando opiniones de justo, injusto, bueno, malo, características de las ciencias empíricas, psicología, sociología, historiografía, teología, metafísica.


La Era del acuario ha fijado sus objetivos en un proyecto absoluto, idealizado, independiente de precedentes históricos. Sus mentores han utilizado el Mito, en este caso el que hace referencia al Acuario, como herramienta psicológica para modelar las opiniones en una dirección determinada. 

El objetivo utópico no tiene en cuenta la índole humana, puesta en evidencia a través de la Historia.

En la descripción de los principios de la llamada Era del Acuario se aplicaron estructuras mitológicas incompletas, exaltando algunas características y minimizando las que no se ajustaban a la doctrina

La teoría general de la Astrología deriva de la interpretación del movimiento de los planetas y de las señales que las figuras así formadas, revelan.

La ciencia astrológica adopta de esta manera una visión que abarca muchas facetas, positivas y negativas, evitando de este modo el optimismo ingenuo respecto a los acontecimientos tal como se presentan en el mundo.

Las contradicciones entre el idealismo de la Era del Acuario y la certeza impiadosa de Plutón - Saturno en Capricornio, está transformando el sistema que se extingue con otro que inicia y posee todas las características de los signos de Aire, sean las buenas y las otras.




 Hefestos, representante de Acuario



El procedimiento utilizado es deductivo: selecciona datos observando los desplazamientos cósmicos, los descifra estadísticamente, confrontándolos con acontecimientos históricos y una vez individualizado el fenómeno que simboliza, transforma los datos en Previsión. [2]
























[1] En el blog “Alba y crepúsculo del sol”, se analiza la Precesión de los equinoccios.


[2] El Nuevo orden político y económico mundial se está definiendo, con la cuadratura Plutón-Plutón, un conflicto que aspira a obtener el Gran Capital por parte de Bancos y Estados.

sábado, 25 de agosto de 2018

INFLACIÓN EN EL IMPERIO ROMANO


 
ANA MARIA SEGHESSO










El período de los siglos III y IV del Imperio Romano, coincide con una crisis económica debida a varios factores, uno de los cuales fue la invasión por parte de numerosos pueblos del norte, quienes traspasando las fronteras desafiaron el poderío imperial.





 

La rapidez y diversidad con que se sucedían las incursiones de los invasores, que se dedicaron a la  violencia y al pillaje desde la mitad del III siglo, no daba tiempo a los gobernantes para reflexionar sobre las medidas  administrativas necesarias para afrontar la amenaza.







“No había tiempo suficiente para intervenir de manera conceptualmente ponderada sobre la estructura administrativa y militar del Imperio;  los llamados “emperadores soldados” transcurrieron gran parte de su período de gobierno, en marcha, apurándose de un teatro de guerra al otro”. (2)









Diversamente de los ejércitos de invasión del alto Imperio, las tropas en el siglo III se movían al interno del Imperio, y eran casi todas bajo el comando directo del Emperador.

 
La estrategia defensiva dinámica era desde un punto de vista logístico, muy exigente y por lo tanto sumamente dispendiosa.



Aumentaron mucho los gastos  del personal puesto

 que se crearon nuevos repartos y se incrementaron 

repetidamente y de modo contundente las retribuciones a los soldados.



El miliciano regular recibía además compensaciones extraordinarias, cuyo monto resultó superior al pago básico.



Para lograr pagar las expensas, que superaban ampliamente los ingresos, los emperadores del siglo III, retomaron la práctica, ya usada anteriormente, de reducir el peso de las monedas y disminuir el contenido de metales nobles.


Se sirvieron de este medio a tal punto que las monedas de plata en los decenios 270 y 280, contenían solamente del 2% al 5 % de plata.









 

Finalmente el emperador Lucio Domicio Aureliano (214 o 215, 275), reformó todo el sistema monetario del Imperio, logrando corregir parcialmente la crisis que generó la inflación de la moneda.







 
La depreciación de la moneda que circulaba en el Imperio resultó tan pronunciada, que el emperador Aureliano decidió reformar todo el sistema económico.



La reforma consistió en suspender todos los derechos de acuñación locales, para evitar desequilibrios entre el valor y el precio del dinero. 



De esta manera el emperador resultó dueño absoluto del derecho de acuñar, con el monopolio de la totalidad del metal monetario del Imperio.



 AURELIANO





El valor de las monedas devaluadas permitía una oferta de dinero mayor para pagar bienes y servicios que excedían la capacidad de producción.



Sin embargo, el fenómeno del exceso monetario provocó un desequilibrio que amenazaba todo el sistema. 





Las nuevas Cecas[1] creadas por Aureliano emitieron una moneda de plata un poco mejorada en su valor intrínseco, que llevaba la indicación “XX I”, que significa  “veinte igual a uno”, o sea que esta nueva moneda poseía el valor de veinte veces respecto a la anterior, retirada de la circulación.





 
A esta reforma económica del emperador correspondió en 274-275 d.C., un aumento inaudito de precios, que según fuentes egipcias, fueron decuplicados. 






El gobierno central, entonces, para resolver las necesidades del ejército, estuvo obligado a comprar con el dinero revaluado, bienes de consumo más caros.






 
Además de esta reforma, Aureliano ordenó emitir monedas de oro puro, que fueron acuñadas en número restringido.





Según el historiador Armin Eich, estas monedas “buenas”, representaban una seguridad económica en los salarios de los altos funcionarios y oficiales, instaurando una atmósfera favorable en quienes estaban cerca del emperador.






Durante la fuerte inflación que azotó el Imperio en el IV siglo, la moneda de oro se demostró a tal punto estable, que no han llegado en las crónicas de la época, quejas de las elites contra la autoridad.  





“Con este procedimiento reservado al oro, Aureliano fue un precursor en obtener en tiempos de crisis, que las elites se identificaran con el Imperio y sus objetivos políticos”.[2]













 


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El uso de la palabra Inflación cambió con el tiempo, terminando por referirse al aumento de precios en general, considerando de este modo, las consecuencias como causa.





Una de las características de la economía mundial, comenzada a mediados del siglo XIX ha sido el constante aumento de precios y salarios provocando la depreciación de las principales monedas en circulación.



El dinero que utilizamos  representa un valor que intrínsecamente no tiene.



La disminución del poder adquisitivo origina el aumento de precios, provocando exigencias de aumentos de salario, en una interminable dinámica de inflación.



Economistas modernos han analizado ciclos menores de fluctuaciones de la actividad económica, que ocurren cada siete a diez años.[3]






 
[1] Casa de moneda o Ceca.

La palabra ceca es una voz árabe sikka que significa moneda, troquel o molde.



[2] Armin Eich “L’età dei Cesari – Le legioni e l’Impero” .

Mondadori libri, febrero 2016.

[3] Según algunos, se debe al exceso de oferta por sobreproducción. El aumento de la producción lleva a una situación en la cual el mercado no puede absorber todo lo producido, que lleva a la caída de precios.


Otros economistas se centralizan en la demanda: si el empleo falta, la demanda decae lo que conduce indefectiblemente a la caída de precios.

Sin embargo, tanto la oferta como la demanda, están íntimamente ligadas a la circulación y regulación del dinero, controlados por los gobiernos o por los bancos.