ANA MARIA SEGHESSO
Entre el 22 y el 25 de diciembre en el hemisferio Norte,
las horas de oscuridad alcanzan el máximo de tiempo sobre las horas de luz. A
partir del 25 la claridad del día aumenta progresivamente, luego del Solsticio de
invierno, circunstancia que los antiguos romanos celebraban festejando el Rito del Nacimiento del Sol Inconquistado - Dies Natalis Solis
Invicti – El dios de la Luz destinado a triunfar sobre las tinieblas de la
oscuridad y del Mal.
Varias divinidades solares con funciones de
salvadores de la humanidad, como Mitra, Helios y El-Gabal representaban el Sol
en sus respectivas religiones.
El-Gabal, en su forma latinizada Elagabal o Elagabalus, era una antigua deidad solar siria, cuyo culto llegó a Roma durante el reinado del emperador romano Heliogábalo, a principios del siglo III d.C.
Al-Gabal era venerado originalmente en la ciudad siria de Emesa.
El nacimiento de Cristo ha sido fijado en ese período
tres siglos después de su nacimiento real, si bien es cierto que en ninguna parte de los
Evangelios se hace referencia a esta fecha.
La fiesta de Navidad fue instituida por Constantino el
Grande, según refiere un historiador cronógrafo romano, Furio Dionisio Filocalo, en un almanaque donde aparece la
indicación
“VIII día antes de las Calendas de enero (25 diciembre):
Cristo, nacido en Belén de Judea."
Constantino integró el Cristianismo - hasta entonces
perseguido - como religión del estado romano, luego de experimentar con varias
religiones populares, concluyó con el culto del Sol, quizás el más popular en la mayoría del pueblo.
El emperador necesitaba adoptar una religión que sirviera a las necesidades políticas de Roma, a punto de disgregarse por los continuos ataques dentro y fuera de sus fronteras.
Es así que adoptó una estrategia para forjar un nuevo orden en el Imperio, un orden político, espiritual, militar y económico, fusionando Iglesia y Estado Romano.
El emperador necesitaba adoptar una religión que sirviera a las necesidades políticas de Roma, a punto de disgregarse por los continuos ataques dentro y fuera de sus fronteras.
Es así que adoptó una estrategia para forjar un nuevo orden en el Imperio, un orden político, espiritual, militar y económico, fusionando Iglesia y Estado Romano.
Una de las consecuencias del Nuevo Orden religioso se verificó en el modo diferente de medir el Tiempo, inspirado en la religión, puesto que las celebraciones del Imperio empezaron a reemplazarse por celebraciones cristianas.
El Calendario juliano básico - 365 días y 6 horas, dividido en doce meses -, no se modificó pero introdujo tres cambios en esta
organización
- el domingo como día santo
- la semana de siete días
- la celebración oficial de fiestas fijas o Solares, como la Navidad y fiestas movibles o Lunares como, la Pascua de Resurrección.
Fue adoptado el Domingo como primer día de la Semana, una noción desconocida para los romanos, que usaban otro sistema, de Calendas
(principio de mes, novilunio), Nonas (primer cuarto de Luna) e Idus
(plenilunio).
El día Domingo, llamado Sol Diem o Dies Solis, (día del Sol), fue
ordenado por un edicto de Constantino como día de reposo en el que no se debía
trabajar.
Más adelante el nombre Dies Solis fue remplazado en las
lenguas romances por, Dies dominicus
o Día del Señor, así
el italiano Domenica, el francés Dimanche.
En otros idiomas se mantuvo su significado original, como el inglés Sunday, alemán Sonntag, danés Søndag.
La semana constantiniana ganó rápidamente popularidad entre los romanos,
entre otros motivos porque los días coincidían con los
nombres de los dioses romanos y con sus significados astrológicos - astronómicos, cinco por los planetas conocidos, además del Sol y la Luna.
nombres de los dioses romanos y con sus significados astrológicos - astronómicos, cinco por los planetas conocidos, además del Sol y la Luna.
Los juristas, obispos y sacerdotes cristianos, no del todo conformes con el
significado pagano del Sol, trataron de justificar la decisión del Emperador
destacando el concepto que Cristo. como el Sol, era la luz del mundo.
Sol Invictus ("sol invicto") o en forma completa, Deus Sol Invictus
(latín,"el invencible Dios Sol") fue
un título religioso aplicado al menos a tres divinidades distintas durante el
Imperio romano: El Gabal, Mitra y Sol.
Juliano el Apóstata, emperador romano,
declaró a Helios única divinidad, siendo las otras divinidades manifestaciones
de este dios. Durante su gobierno la religión del Sol se convirtió en religión
oficial de Roma.