ANA MARIA SEGHESSO
EL ORIGEN DEL DIABLO
(primera parte)
Según un proverbio popular, "el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo", como si el paso del tiempo hubiera aumentado sus conocimientos para alterar la moral de las sociedades.
La imagen tradicional del Diablo que conocemos en el occidente cristiano desde el Medioevo ha sido tomada de una figura popular de la mitología griega. Se trata del semidiós de pastores y rebaños llamado Pan.
Pan era el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina desenfrenada; desplegaba una gran potencia y apetito sexual, se dedicaba a perseguir por los bosques, en busca de sus favores, a ninfas y muchachos.
De la figura
mitológica de Pan proviene el macho cabrío del aquelarre, representando
al Diablo.
La serpiente del Paraíso que induce a comer el fruto prohibido a Adán y Eva es otra manifestación del Diablo.
La interpretación de Miguel Ángel Buonarroti
Versión de Tiziano
El diablo ofrece el fruto, con el aspecto de un niño
Adán y Eva en el Paraíso terrenal es un cuadro del pintor veneciano Tiziano Vecellio realizado alrededor de 1550 y conservado en el Museo del Prado en Madrid - España.
En la
Biblia los nombres con que se menciona al diablo, son variados y
con significados diferentes.
Lucifer cuyo sentido en latín es "quien lleva la luz" , transportador de luz; su correspondiente griego Fósforo o Eósforo, "anunciador de la Aurora", como se llamaba al planeta Venus, Lucero del alba o estrella matutina, contrapuesto a la estrella vespertina o Véspero, Lucero del atardecer.
En períodos alternos del año, el planeta Venus se puede ver cerca del horizonte antes del amanecer o en el crepúsculo, precediendo o siguiendo al Sol.
La simbología del fenómeno astronómico es confrontada al Ángel caído, que intenta brillar más que el Sol, hasta que amanece y desaparece su esplendor.
La estrella vespertina brilla solamente cuando el Sol desaparece, revelando una mayor modestia en ostentar su brillo.
Narra la Biblia que Lucifer era bello y sabio; según el mito cristiano la soberbia lo arrastró al fuego eterno, predestinado, según los Evangelios, para alojarlo junto con su escolta de ángeles y las almas de los pecadores condenados para la eternidad.
Es un diablo inteligente que los hombres temen, irremediablemente seducidos por su poder.
Su grandeza reside en la capacidad de convicción que desafía la
divinidad, asumiendo el rol de verdadero adversario de dios, en una rebelión
que lo ve constantemente vencedor en reclutar almas.
En su preeminencia de "príncipe
de las Tinieblas" es llamado Satanás.
Para los iniciados, según Eliphas Levi, no se trata de un ente sino de una fuerza creada para el bien, pero que puede servir al mal.
Para los iniciados, según Eliphas Levi, no se trata de un ente sino de una fuerza creada para el bien, pero que puede servir al mal.
Sin embargo, lo considera el
instrumento de la Libertad.
"El ángel caído era tan orgulloso de creerse dios, pero también valeroso para conquistar su independencia al precio de una eternidad de suplicios; era tan hermoso de no percibir el esplendor divino, tan irreductible que reina todavía en las tinieblas y el dolor, en el trono erigido en una hoguera infinita... " (1)
El poder absoluto de Lucifer en conquistar el alma de los humanos, que se verifica puntualmente desde siempre, ha llevado a algunos exégetas (al límite de la herejía) a formular la envidia de dios frente a su invencible adversario.
El ángel caido, con aspecto femenino
(1)
"Secrets de la
Magie", Eliphas Lévi. Editions Robert Laffont S.A., Paris 2000.