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miércoles, 12 de noviembre de 2014

EL CAMINO DEL SOL



 


ANA MARIA SEGHESSO











HERODOTO



El historiador y geógrafo griego Herodoto, nació en Halicarnaso y vivió entre el 484 y el 425 a.C. Se lo considera el padre de la Historiografía.

 

Cumplió numerosos viajes del los que dejó  nutridas  anécdotas de carácter etnográfico en su obra dividida en nueve libros, “Historias”, literalmente «investigaciones, exploraciones», en donde narra la elevación y caída por obra de los Griegos, del Imperio persiano. 



Herodoto alterna a la seca enumeración del aparato bélico de los dos ejércitos y la crónica de las batallas, discursos, diálogos y paréntesis narrativas sobre argumentos como la ambición, la fugacidad de la suerte humana, la diversidad de costumbres, creencias tradiciones locales. 

Incluye en la obra elementos fabulosos mezclados con la investigación histórica con lo que consigue la atención interesada de sus lectores.


Transcribo parte del párrafo 142 del libro II, donde refiere noticias escuchadas de sacerdotes egipcios en relación a las generaciones pasadas desde el primer rey de Egipto hasta el último que reinaba entonces, que sumaban 341 generaciones humanas, y en tal período de tiempo otros tantos fueron los sumos sacerdotes y los reyes (faraones).


Herodoto describe la Precesión de los equinoccios, con el movimiento de rotación de las estrellas fijas que produce la variación del movimiento del Sol respecto a su salida y ocaso.
 



 











Historias, II, 142



 “En efecto, 300 generaciones de hombres representan 10.000 años, dado que 3 de ellas completan un siglo. Y las 41 generaciones que quedan, que se sumaban a las 300, resultan 11.340 años [1]

Así, ellos decían, en 11.340 años, ningún dios había estado con ellos en forma humana. Ni al principio ni después, entre los que reinaron en Egipto, se había verificado nada semejante.


En ese período de tiempo, relataban, el Sol se desvió cuatro veces de su recorrido habitual: dos veces habría surgido de allá en donde ahora se oculta; y donde ahora surge, allí dos veces habría puesto; nada en Egipto, por todo este tiempo, sufrió variaciones, ni los productos de la tierra, ni cuanto era el río entregaba, ni el proceso de las enfermedades o las causas de muerte."


















[1] El cálculo exacto es de 11.366 años