ANA MARIA
SEGHESSO
El día, la noche, el Sol
y la Luna, fueron los primeros indicadores, observados por los hombres
primitivos para contar el tiempo.
El hombre de la Edad de
piedra notó, que en las noches sin nubes la luna surgía y se ponía, luego de
cumplir su recorrido hacia oeste.
Observó también que su
aspecto variaba en sus fases de oscuridad total, semillena y llena, que se
podían contar las noches en que su aspecto se modificaba y que entre cada fase
de la luna transcurrían 7 jornadas.
Era una información valiosa y práctica para programar
determinadas tareas, recordar acontecimientos importantes y disponer la
siembra, la cosecha, la caza.
La sucesión de las fases era periódica, fácil de
prever, y no ocasionaba ninguna confusión.
La luna oscura principiaba un nuevo ciclo, llamado
luego mes, las distintas fases dieron origen a las semanas.
Se han documentado arqueológicamente en el Paleolítico
superior, objetos con variadas representaciones, que acreditan los primeros
calendarios utilizados por la humanidad.
A través de los años los arqueólogos siguen
encontrando dibujos parecidos en piedras y huesos de zonas situadas en África y
Europa.
En la Dordoña francesa se encontró un omóplato, que
data de 30.000 años, cubierto de incisiones circulares que parecen representar
el trayecto de la luna durante dos meses y medio. Según los antropólogos las
incisiones, que parecen ser dibujos en miniatura de la luna, representan
sus diferentes fases.
Otra imagen notoria es
la Venus de Lausel, estimada en unos 27.000 años de antigüedad, que
muestra una mujer desnuda sosteniendo un cuerno con 13 cisuras - que
representaría el año lunar.
Su descubridor,
el doctor Lalanne, describe así a la mujer del cuerno:
“Es una estatuilla
esculpida en un bloque de piedra caliza dura; representa a una mujer desnuda,
que en su mano derecha sostiene un cuerno de bisonte. La figura mide 46 cm de
altura. La cabeza, aunque en gran parte separada del fondo, no presenta
indicios de rostro…”
VENUS
de LAUSEL
Las luminarias han sido
- y continúan a serlo - el punto de referencia para organizar el Tiempo.
El término semana proviene
del latín septem, siete
y representa el ciclo de siete jornadas seguidas.
La
palabra mes,
deriva del latín mensis,
que a su vez procede del griego Mene, es decir Luna.
Luna,
del tratado De Sphera, XV siglo
Casi
todas las culturas antiguas honraron a la Luna, si bien sus características
fueron variables, confundiéndose frecuentemente con Venus-Afrodita.
Los
egipcios llamaban Jonsu
a su dios lunar, los sumerios Sin-Nanna, los
griegos, Selene.
JONSU
Los
pueblos primitivos celebraban a la Luna como elemento de fecundidad.
En el
período histórico fue sustituido el culto lunar por el solar.
El resultado fue
la transformación de la cultura de Matriarcal en Patriarcal.
África, América y el
lejano Oriente han exaltado también el culto lunar.
CALENDARIO MAYA
La
luna sirvió a los griegos para establecer el año, que basaban en doce meses
lunares de una duración aproximada de 29 días y medio. En total el año duraba
354 días.
También
la antigua Sumer y la China, contaban con un calendario lunar de 354
días divididos en 12 meses.
Cuando
la Edad de Piedra se transformó en Neolítico las pequeñas poblaciones se
multiplicaron. Las familias se convirtieron en clanes y comenzaron a
construir ciudades, instaurar gobiernos y organizar ejércitos.
La
sociedad fue entonces más exigente en su organización y el Calendario se adecuó
a este proceso.
El
cómputo lunar tenía un desajuste de 11 días anuales, lo que llevó en pocos años
a alterar las estaciones e invertir los solsticios, de verano a invierno, en
sólo 16 años.
Esta
dificultad estimuló a sacerdotes, astrólogos y escribas a madurar diversas soluciones
astronómicas.
Se continuó a escrutar el cielo y el movimiento de los planetas,
origen de minuciosos análisis, cuya finalidad gravitaba en reglamentar el Tiempo,
es decir en la investigación astronómica y también, astrológica.
Así
al menos se deduce de la cantidad de tablillas de terracota con caracteres
cuneiformes, que pertenecían al rey Asurbanipal (668-626 a.C.) descifradas por
los arqueólogos.
CALENDARIO ROMANO