ANA MARIA SEGHESSO
UNA SESION DE TAROT Y OTROS CUENTOS
Habían sonado once campanadas en la
iglesia de los jesuitas y Julián Rivau cerrando los grandes ventanales de la
planta baja de su casa se preparaba para ir a dormir, cuando un tenue sonido
proveniente del ordenador portátil le anunció la llegada de un mensaje al
correo electrónico. Lo abrió y con sorpresa leyó en la pantalla unos signos de
un lenguaje incomprensible y un adjunto en castellano con las indicaciones para
traducirlo.
Hizo lo que se le indicaba y el texto
apareció nítido sobre un fondo de intensa luz verde que emanaba de la pantalla
del ordenador.