Un fundamento esencial de la Magia es el principio de “simpatía
cósmica” que se manifiesta a través de la combinación física de fenómenos, que
se presentan enlazados por correspondencias y analogías.
Afirma esta teoría que
"Todos los seres vivientes y las cosas creadas están unidas por una
vínculo común. Si uno de ellos está solicitado, otro con él relacionado, no importa si se
encuentra lejos o cerca, soporta o capta el impacto".
El Mago no considera la noción de “causa y efecto”, sino la de
analogía o correspondencia.
En conformidad a este principio es posible "generar razonamientos parecidos para estudiar fenómenos diferentes".
El mejor de los magos no es consciente de todos los elementos que
concurren a la magia que está realizando. El verdadero motor de la Magia es la
Simpatía Cósmica, que actúa a través del mago, desencadenando principios desconocidos e imposibles de imaginar por quien no esté iniciado.
En el campo de la física, Posidonio (nativo de Apamea, Siria, 135 a.C. 51 a.C.) político, astrólogo, astrónomo, geógrafo, historiador y filósofo estoico griego, defendía la teoría de la existencia de una "simpatía" (sumpatheia) cósmica, definiéndola
"Interrelación orgánica
de todos los componentes del mundo, desde el cielo a la tierra.
Parte de un diseño racional unificador
de la humanidad y de todas las cosas del universo, incluso aquellas separadas
temporal y espacialmente".
Al contrario que su maestro Panecio, Posidonio creía en la adivinación, la cual según el filósofo,
"se sustenta en la teoría
de la Simpatía cósmica, que permite hacer predicciones de carácter científico
de eventos futuros a través de hechos presentes y pasados".
Afirman teorías esotéricas antiguas que el Microcosmos
refleja al Macrocosmo, es decir la Tierra refleja el Cosmos, porque los dos tienen el misma origen, que es la mente
o cerebro del Universo.
Esta hipótesis fue sostenida, con diversas variantes, por
filósofos pitagóricos, estoicos y platónicos.
