ANA MARIA SEGHESSO
Pedro del Río había pasado la noche insomne, agitado por
pensamientos que no le daban tregua en busca de respuestas que no encontraba en
el vasto repertorio de fórmulas religiosas, no obstante hubieran resultado
ventajosas para obtener el cargo prestigioso de prelado.
Fue una curiosidad ilimitada la que motivó el origen de sus
conocimientos, que incluían diversas ciencias y disciplinas. Autor de tratados
de derecho, teología, alquimia y sobre todo de astrología, se había impuesto al
mundo cultural de sus contemporáneos como autoridad indiscutible, aunque temida
y, en ciertos círculos clericales, duramente censurada.
Corrían voces persistentes que su erudición esotérica era
fruto de una lucidez intelectual excepcional, manipulada por potencias ocultas
que le permitían cumplir acciones extraordinarias, llamadas Magia por la
mayoría de sus contemporáneos. Al principio, estos conocimientos lo cautivaron
por curiosidad, pero con el paso de los años creció su apetito de omnipotencia
hasta convertirse en un endemoniado por controlar los secretos de la
naturaleza.
Se aferraba a la idea de que generar cosas admirables puede
cumplirse no como consecuencia del deleite venal sino por virtud e iniciativa
interior, y se extenuaba en la búsqueda por conocer otros mundos a través de la
Magia.
Del libro “UNA SESION DE TAROT Y OTROS CUENTOS”
http://anaseghesso.wix.com/una-sesion-de-tarot
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