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martes, 8 de julio de 2014

CONOCER EL FUTURO. Un sueño antiguo (Segunda parte)

 

ANA MARIA SEGHESSO







SIBILA DÉLFICA - 
Miguel Angel




Muchos pueblos investigaron la ciencia astrológica en la antigüedad tales como griegos, etruscos, romanos, hindúes, persas y chinos.


Platón escribe en “Las Leyes” que


“son tres las disciplinas que deben aprender los hombres libres: una de ellas consiste en los cálculos y el estudio de los números, la segunda en el arte de medir las longitudes, las superficies y los sólidos y la tercera en el estudio de las revoluciones de los astros y sus relaciones recíprocas que se dan naturalmente en sus recorridos.” 

(Las leyes, VII, 818)




Zodíaco 

DENDERA - EGIPTO


En Egipto la astrología y la magia encontraron un terreno fértil y fueron desarrolladas según principios religiosos que configuraron una sabiduría secreta de la poderosa casta sacerdotal y del faraón.

En India se introdujo la disciplina astrológica junto con la difusión de la doctrina de Buda (560 - 480 a. C.); en China su propagación coincide con el período de las enseñanzas de Confucio (551-479 a.C.)




UROBORO


En el siglo II d. C., Claudio Ptolomeo, un egipcio de Alejandría, astrónomo, astrólogo, matemático y geógrafo escribió el Tetrabiblos, compendio de toda la ciencia astrológica hasta entonces conocida, que representa todavía el mayor documento de la antigua tradición.

Pertenece a este egipcio, que escribía en griego, el mérito de trasmitir la síntesis del conocimiento astrológico de la antigüedad.


En Roma la astrología se vulgariza, deja de ser controlada por sacerdotes y monarcas y comienza a ser utilizada por gran parte de la población.

La acusación más común contra los adivinos de aquél período era de engaño, avidez de dinero (casi siempre poco) por parte de bribones, granujas y pobres diablos. 


Catón el viejo es el autor del famoso dicho: “Me sorprende que un arúspice no se eche a reír cuando encuentra otro arúspice”, citado por Cicerón.


Junto a la adivinación popular existía un conocimiento esotérico especulativo, introducido en el imperio a través de los filósofos griegos. Intelectuales y políticos romanos tenían un criterio diferente para evaluar la adivinación; los primeros asumían una actitud distante y racional, los políticos contrariamente utilizaban el colegio de los augures, institución formada por sacerdotes que practicaban la adivinación por el vuelo de los pájaros.


El poder político que derivaba consistía en la facultad de suspender los comicios o declarar nulas sus decisiones. Los fraudes y desinterés hacia la voluntad popular fueron la consecuencia de tal tipo de poder.


Cicerón fue augur en el 52 a.C., aceptando las instituciones religiosas romanas, incluida la adivinación y tomando en consideración los auspicios en todos los casos en donde la ley lo establecía.


Se anula de esta manera la diferencia entre superstición y religión, en tanto la astrología es considerada una experiencia intelectual relacionada con la filosofía de la que se ocupa solamente un grupo restringido y culto, entre los que se encuentra Marco Aurelio.

Astrología y Filosofía estoica  conformaron juntas una metafísica de la naturaleza, determinada por el movimiento de los astros.






Publicado en el diario “La Capital de Rosario” 

(5 febrero 2006)