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domingo, 7 de diciembre de 2025

THE PAGAN CELEBRATION OF THE SUN

ANA MARÍA SEGHESSO



                           Emperors with the solar crown
                                         like the Unconquered Sun








Between December 22nd and 25th in the Northern Hemisphere, the hours of darkness reach their maximum relative to the hours of daylight. From the 25th onward, daylight gradually increases, following the Winter Solstice, a circumstance that the ancient Romans celebrated with the Rite of the Birth of the Unconquered SunDies Natalis Solis Invicti – the god of Light destined to triumph over the darkness of evil.


Several solar deities with the role of saviors of humanity, such as Mithras, Helios, and El-Gabal, represented the Sun in their respective religions.


El-Gabal, in its Latinized form Elagabal or Elagabalus, was an ancient Syrian solar deity whose cult arrived in Rome during the reign of the Roman emperor Elagabalus, at the beginning of the 3rd century AD.


Al-Gabal was originally venerated in the Syrian city of Emesa.


The birth of Christ has been placed in that period three centuries after his actual birth, although it is true that this date is not mentioned anywhere in the Gospels.


The feast of Christmas was instituted by Constantine the Great, according to a Roman historian and chronographer, Furius Dionysius Philocalus, in an almanac where the following entry appears:


“Eighth day before the Kalends of January (December 25): Christ, born in Bethlehem of Judea.”



Constantine integrated Christianity—previously persecuted—as the religion of the Roman state. After experimenting with various popular religions, he settled on the cult of the Sun, perhaps the most popular among the majority of the population. 


The emperor needed to adopt a religion that would serve the political needs of Rome, which was on the verge of disintegration due to continuous attacks both within and beyond its borders. 







Thus, he adopted a strategy to forge a new order in the Empire—a political, spiritual, military, and economic order—by merging the Church, Stoic philosophy, and the Roman State. One of the consequences of this new religious order was the different way of measuring time, inspired by religion, as the celebrations of the Empire began to be replaced by Christian celebrations. 


The basic Julian calendar—365 days and 6 hours, divided into twelve months—remained unchanged, but introduced three modifications to its organization: - Sunday as a holy day - the seven-day week - the official celebration of fixed or solar festivals, such as Christmas, and movable or lunar festivals, such as Easter.





Sunday was adopted as the first day of the week, a concept unknown to the Romans, who used a different system based on the Kalends (beginning of the month, new moon), Nones (first quarter of the moon), and Ides (full moon).


Sunday, called Sol Diem or Dies Solis (Day of the Sun), was decreed by Constantine as a day of rest on which no work was to be done. Later, the name Dies Solis was replaced in the Romance languages by Dies dominicus or Day of the Lord, as in the Italian Domenica and the French Dimanche


In other languages, its original meaning was retained, such as the English Sunday, the German Sonntag, and the Danish Søndag


The Constantinian week quickly gained popularity among the Romans, partly because the days coincided with the names of the Roman gods and their astrological and astronomical significances: five for the known planets, in addition to the Sun and the Moon. 



                          ASTROLOGICAL CHART


Christian jurists, bishops, and priests, not entirely in agreement with the pagan meaning of the Sun, tried to justify the Emperor's decision by emphasizing the concept that Christ, like the Sun, was the light of the world.





                                              RELIEF

                                          VATICAN MUSEUMS


  





- Sol Invictus ("unconquered sun") or, in its full form, 
Deus Sol Invictus (Latin, "the invincible Sun God"), 
was a religious title applied to at least three distinct 
deities during the Roman Empire: El Gabal, Mithras, 
and Sol.


- Julian the Apostate, Roman emperor, declared 
Helios the sole deity, with the other deities being 
manifestations of this god. 
During his reign, the religion of the Sun became 
the official religion of Rome.
 
 

- Chronography: The science of determining the order and dates of historical events.                         









sábado, 22 de noviembre de 2025

UNA BATALLA ANACRÓNICA

 


DIÁLOGOS SOBRE LOS DOS MÁXIMOS SISTEMAS DEL  MUNDO


    



 



 Es un diálogo escrito por Galileo Galilei en el que debate sobre el movimiento del universo en torno al sol. El libro fue publicado en Florencia el 22 de febrero de 1632 en italiano.

El concepto de Heliocentrismo habia sido ya adoptado por muchas civilizaciones, pero la Europa del siglo XVII no lo aceptaba


Este libro generó una fuerte polémica al cuestionar el paradigma existente sobre el movimiento de la Tierra y se transformó en una acusación formal por «sospechas graves de herejía» ante la Inquisición y posterior condena del autor. 


El libro fue a continuación incluido en el Index de publicaciones prohibidas, del cual no fue eliminado hasta 1822. 




En este libro —escrito con fines divulgativos en italiano y no en el latín usual de la bibliografía académica de la época— el diálogo se desarrolla en Venecia durante cuatro jornadas entre tres interlocutores sobre las visiones aristotélico- ptolemaica y copernicana del Universo.






Mientras escribía el libro, Galileo se refería a la obra como el Diálogo sobre las mareas, y este fue el título con el que lo presentó a la Inquisición al pedir su aprobación: Diálogo sobre la bajamar y el flujo de los mares. 


Se le ordenó suprimir toda mención a las mareas del título y cambiar el prefacio, con el argumento de que dar permiso para ese título implicaría aprobar la teoría subyacente sobre el referido fenómeno, que intentaba demostrar el movimiento de la Tierra desde un punto de vista puramente físico. 


Como resultado, el título formal fue reducido a Diálogo, seguido del nombre de Galileo y sus cargos académicos, con un largo subtítulo a continuación. El nombre con que se ha usualmente conocido a la obra proviene de un subpárrafo de ese largo subtítulo. 


A pesar de que el libro está presentado formalmente como una consideración de ambos sistemas —no hubiera obtenido aprobación de no haber sido así— no hay duda de que el desarrollo de los argumentos copernicanos obtiene y por mucho las preferencias del autor. 


El personaje de Simplicio claramente se encuentra superado en inteligencia e información por el de Salviati y esta desventaja se translada directamente al resultado del debate. 



El diálogo no trata los aportes del Sistema tychónico, que era considerado como el preferido de la Iglesia católica al momento de su publicación. El sistema de Tycho Brahe tiene un tratamiento matemático similar al copernicano, y no había en ese tiempo alguna prueba empírica de su invalidez. Como ilustra su correspondencia personal, Galileo nunca tomó en serio a los desarrollos de Tycho, descalificándolos como un compromiso inadecuado y poco satisfactorio. 


Una razón de la ausencia del sistema de Tycho en la obra —a pesar de muchas referencias al danés y a su trabajo— se puede buscar en la teoría de Galileo de las mareas, que proporcionaron el título original y el principio de organización del diálogo. 





Mientras que los sistemas de Copérnico y de Tycho son equivalentes en geometría, son absolutamente diferentes desde el punto de vista de la dinámica. 


La teoría de mareas de Galileo exigía el movimiento real y físico de la tierra; es decir, si hubiera sido válida, habría proporcionado la clase de prueba que el péndulo de Foucault realmente suministró dos siglos más tarde. 


Referente a la teoría de mareas de Galileo, no habría diferencia entre los sistemas de Ptolomeo y de Tycho. 

La discusión no se limita a los asuntos astronómicos, sino que se extiende sobre buena parte de la ciencia contemporánea. 


La idea presentada en la cuarta jornada del libro, expone un
argumento equivocado, aunque brillante y propio del genio de  Galileo. 


Consiste en que el movimiento rotatorio de la Tierra,
al moverse en su traslación alrededor del Sol hace que los puntos situados en la superficie de la Tierra sufran aceleraciones y deceleraciones cada 12 horas, lo que, según él, sería la causa de las mareas. 


En esencia, el argumento es correcto, y dicha fuerza existe en realidad, si bien su intensidad es muchísimo menor que la que Galileo calcula, y no es la causa de las mareas.





                               GALILEO  GALILEI


El error proviene del desconocimiento de datos importantes como la distancia al Sol y la velocidad de la Tierra. 


Si bien estaba equivocado, Galileo desacreditó completamente la teoría del origen lunar de las fuerzas causantes de las mareas, por falta de explicación de su naturaleza, y por el problema de la explicación de la marea alta cuando la Luna está en sentido contrario, pues alega que la fuerza sería atractiva (para quien esté situado sobre la superficie de la Tierra orientada a la Luna) y repulsiva a la vez (para quienes estén situados en la superficie de la Tierra contraria a la Luna). 


Sería necesario esperar hasta Isaac Newton para resolver este problema, no sólo explicando el origen de la fuerza, sino también el cálculo diferencial para explicar el doble abultamiento. 


Pero, aún equivocada, situada en su contexto, la tesis de Galileo presentaba menos problemas y era más plausible en su explicación de las mareas.




El movimiento de Precesión de los equinoccios, descubierto milenios antes por los Sumerios, es un concepto mucho más sofisticado para aferrar que los movimientos de rotación y traslación, analizados por Galileo y descubiertos muchos siglos después en

 
Europa Occidental. 




"Alba y crepúsculo del sol" o Precesión de los

 equinoccios.



https://anaseghesso.blogspot.com/2015/11/alba-y-crepusculo-del-sol.html