Según una antigua leyenda griega, la famosa Helena de Troya, o Helena de Esparta, fue concebida por un estupro contra su madre, Leda, esposa del rey espartano Tíndaro.
El autor del estupro fue Zeus, rey de los dioses del Olimpo y Helena fue su única hija mortal, quien tuvo una vida dramática, determinada por la guerra y la muerte, maldecida y exaltada a través de los siglos.
Su historia fue narrada por Homero en la “Ilíada”, el poema más antiguo de la literatura europea, que canta la guerra de Troya o Ilión.
LEDA
Leonardo da Vinci
Cuenta el Mito que Leda era célebre por su belleza y un día, mientras se bañaba en las aguas del río Eurotas, Zeus la vio y quedó deslumbrado por su hermosura. Decidido a poseerla se trasfiguró en un cisne gigantesco y abusó de ella.
De esta unión erótica y brutal Leda dio a luz cuatro hijos, Helena, Pólux, Clitemnestra y Cástor.
La historia se complica con varias versiones de los resultados del estupro. Algunos afirman que esa misma noche Leda se unió a su marido y que al cabo de un tiempo generó 2 huevos, uno de donde nacieron Helena y Pólux, hijos de Zeus y otro Clitemnestra y Cástor, hijos de Tíndaro, su marido.
Los hijos de Zeus fueron inmortales, no así los otros.
La diosa Némesis toma forma de monstruo marino y de diversos animales terrestres y termina por transformarse en oca.
Zeus, con sorprendente perseverancia, se transforma en cisne y la posee.
Némesis crea un huevo azul, que los pastores recogen y lo dan a Leda. De este huevo nacen Helena, Clitemnestra y los dioscuros, Cástor y Pólux.
El mensaje de las dos versiones se parece, pero no es igual,
porque en un caso la violencia es contra una mujer mortal y en el otro contra
una diosa del Olimpo, de mayor peso jerárquico.
Las consecuencias son notablemente diferentes.
Las consecuencias son notablemente diferentes.
Némesis es una diosa justiciera, que castiga el crimen de “desmesura” o “exceso”. Personifica la “Venganza divina”, castigando el crimen.
Su función divina es de contenido moral o filosófico, condenando el exceso de felicidad en los mortales o el orgullo inmoderado
Estos valores eran percibidos como fundamentales por el espíritu helénico de la época.
Todo lo que se eleva por arriba de su condición, en bien o en mal, se expone a venganzas de los dioses.
Es condenado todo lo que trastorna el orden del mundo metiendo el equilibrio universal en peligro y por eso debe ser sancionado para mantener el Universo inalterado.
Son estos los principios que animan la historia de la guerra
de Troya y Esparta, donde mortales e inmortales se enfrentaron durante diez
años.
Helena
Antonio Canova