ANA MARIA SEGHESSO
Todo había comenzado unos cuantos años atrás, mientras
recorría las callejuelas de una ciudad en la que se encontraba en búsqueda de
unos manuscritos, cuando llamó su atención una insólita pluma en el escaparate
de un negocio de antigüedades, confundida en un cúmulo de baratijas. Se detuvo
durante un rato delante de la vidriera, contemplándola. Después entró en la
tienda para verla de cerca. Cuando la tuvo entre las manos supo que se trataba
de lo que buscaba hacía mucho tiempo. Negoció al vuelo el precio con el dueño,
quien le advirtió que la pluma de ñandú era inseparable de un viejo volumen en
cuero de potro, al que estaba sujeta con un grillete de malaquita. El
anticuario envolvió la compra en un grueso papel azul y con una sonrisa
indefinible, desde la puerta del local, lo contempló partir.
"La pluma y el
libro", fragmento de "Una sesión de Tarot y otros cuentos".
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