En su tratado sobre la Astrología, “Biblioteca Histórica”, Diodoro Siciliano
describe cómo el estudio de esta disciplina se desarrolló en Caldea.
El texto
revela la madurez del conocimiento alcanzado por los astrólogos-sacerdotes
caldeos, del punto de vista astronómico y astrológico, determinando la
antigüedad de la investigación astrológica y su experiencia.
La obra fue escrita en el siglo I a.C. en griego.
BIBLIOTECA HISTÓRICA - II – 29-31
XXIX
"No estará fuera de lugar dar aquí algunos detalles de
los caldeos de Babilonia y su antigüedad, para omitir cualquier cosa digna de
memoria. Los caldeos son los más antiguos de los babilonios.
Forman, en el estado, una clase similar a la de los sacerdotes
en Egipto. Iniciados para ejercer la adoración de los dioses, pasan toda su
vida meditando en cuestiones filosóficas, y han adquirido una gran reputación
en la astrología. Se dedican sobre todo a la ciencia de la adivinación
(mántica) y hacen predicciones sobre el futuro; intentan desviar el mal y
obtener el bien, ya sea a través de purificaciones, sacrificios o
encantamientos.
Están versados en el arte de predecir el futuro de las aves
voladoras. Explican sueños y prodigios. Experimentados en la observación de las
entrañas de las víctimas, dan respuestas exactas a las peticiones.
Pero todo este conocimiento no se enseña de la misma manera
que entre los griegos.
La filosofía caldea es una tradición familiar; el hijo que
hereda de su padre está exento de cualquier cargo público. Teniendo como
preceptores a sus mayores, tienen la doble ventaja de aprender todo este
conocimiento sin reservas y agregar más fe a las palabras de sus maestros.
Acostumbrados a estudiar desde su infancia, logran un gran
progreso en la astrología, ya sea por la facilidad con que se aprende en esa
edad o porque su instrucción dura más tiempo.
En los griegos, por el contrario, entran en esta carrera sin
conocimientos preliminares, empiezan muy tarde el estudio de la filosofía, y
después de haber trabajado allí durante algún tiempo, la abandonan para buscar
en otra ocupación los medios de subsistencia.
Entre los griegos solo un pequeño número de aquellos que
están concentrados en el estudio de la astrología deciden perseverar en la
enseñanza. Sin embargo, para lograr alguna ganancia, intentan crear nuevos
sistemas y abandonan las doctrinas de sus predecesores.
Los caldeos, que permanecen siempre en el mismo enfoque de la
ciencia, reciben sus tradiciones sin alteración; mientras que los griegos,
pensando solo en ganar, crean nuevas sectas, que se contradicen entre sí en las
doctrinas más importantes y desconciertan el alma de sus discípulos y clientes,
que arrojados en una continua incertidumbre terminan por reir y no creer en
nada.
De hecho, quien quiera examinar detenidamente las asociaciones
más famosas de nuestros filósofos, puede estar convencido de que no están de
ninguna manera de acuerdo entre sí, y que profesan opiniones contradictorias
sobre los puntos más esenciales de la ciencia".
XXX
"Los caldeos enseñan que el mundo es eterno en su
naturaleza, que nunca ha tenido un principio y que no tendrá fin. Según su
filosofía, el orden y la disposición de la materia se deben a la divina
providencia; nada de lo que ocurre en el cielo es el resultado de la casualidad;
todo lo que se logra se debe a la voluntad inmutable y soberana de los dioses.
Habiendo observado las estrellas desde el inicio de los
tiempos, han adquirido el conocimiento preciso de sus movimientos y las
propiedades específicas que en su recorrido
influencia a los hombres, prediciendo a todos el futuro.
La doctrina que, según ellos, es la más importante, se
refiere al movimiento de los cinco astros que llamamos planetas y que los
caldeos llaman intérpretes. Entre estos astros juzgan como el más poderoso e
influyente al que los griegos dan el nombre de Cronos, y que se conoce entre
los caldeos con el nombre de Helus.
Los otros planetas se llaman como los designados por nuestros
astrólogos, Marte (Aries), Venus (Afrodita), Mercurio (Hermes) y Júpiter (Zeus).
Los caldeos los llaman intérpretes, porque los planetas
están dotados de un movimiento determinado, mientras que las estrellas fijas y
sujetas a una extensísima marcha regular, no comunican. Los intérpretes,
por el contrario, anuncian los eventos futuros e interpretan a los
hombres los diseños benévolos de los dioses.
Se afirma que el alba, el ocaso y el color de estas estrellas
sugieren premoniciones a quienes se aplique a una rigurosa observación.
También anuncian los huracanes, la lluvia y el calor
excesivo. La aparición de cometas, eclipses de sol y luna, terremotos y cambios
en la atmósfera son signos de felicidad o desgracia para las naciones, así como
para reyes y particulares".
XXI
…" Señalan los caldeos que debajo del curso de los cinco
planetas residen treinta estrellas, llamadas los “consejeros de los dioses”.
La mitad de estos lugares se encuentra sobre la tierra (es visible), la otra
mitad se ubica en los lugares que están por debajo de la tierra. Estos
consejeros inspeccionan todo lo que sucede entre los hombres y en el cielo.
Cada diez días, uno de ellos es enviado, como mensajero de
las estrellas, desde las regiones más altas a las regiones más bajas, mientras
que, viceversa, otro mensajero abandona los lugares situados debajo de la
tierra para subir a los que están arriba. Este movimiento está definido
exactamente y tiene lugar en todo momento, en un ciclo eterno.
Entre los consejeros hay doce jefes, cada uno de los cuales
preside un mes del año y uno de los doce signos del zodíaco. El sol, la luna y
los cinco planetas pasan por estos signos.
El sol completa su revolución en el espacio de un año, y la
luna en el espacio de un mes".
[1]
Diodoro Sículo o de
Sicilia fue un historiador griego del siglo I a. C. nacido en Agirio (hoy
Agira), en la provincia romana de Sicilia.
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