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lunes, 10 de agosto de 2015

MIGUEL DE CERVANTES - SEGUNDA PARTE







ANA MARIA SEGHESSO










Cuando Cervantes se casa, Saturno está en oposición a su Sol natal; Urano en conjunción a Plutón, está en oposición a Venus natal. 

Estos aspectos provocan anhelo de cambios drásticos y un fuerte deseo de libertad.

Continúa Miguel sus visitas a Madrid pues el teatro y la vida literaria lo atraen, descuidando los viñedos, las cabras y la mirada que debe darse a la hacienda .


En 1587  renuncia a sus ambiciones literarias y comienza una larga fase de vida errabunda, obligado por la necesidad de ganarse la vida. " Tuve otras cosas en que ocuparme, dejé la pluma y las comedias", escribe Cervantes, describiendo el período de su vida que va de los cuarenta a los cincuenta y siete años.


En Sevilla trabaja como comisario para la provisión de la Armada Invencible que Felipe II prepara contra Inglaterra.

El trabajo de comisario que conducía era duro, odioso y mal pagado; tuvo infinidad de dificultades para cumplir la requisa del rey, entre gentes a quienes nada podía importar que Isabel de Inglaterra fuera protestante, y de la burocracia administrativa a quien debía rendir cuentas. 


Los pormenores de su trabajo han sido recogidos en documentos oficiales formando  una trama sumamente aburrida de hechos que ilustran  la rutina de su profesión administrativa y las dificultades que encontró en sus ejercicio.



En 1588 es excomulgado por haber confiscado grano de propiedad de la Iglesia. En 1590 hace una petición al rey para ir a América, solicitando un puesto, que no le será concedido.

En 1594, como exactor del rey, deposita una gruesa suma recaudada en casa del banquero portugués Simón Freire de Lima, quien a los pocos días se declara en quiebra, alzándose con el dinero de Cervantes. 


Todo el año 1595 lo pasa tratando de justificar su posición con Hacienda. Busca en la Literatura una fuente de ganancia, pero no es suficiente y no pudiendo pagar la deuda  entra en 1597 en la cárcel de Sevilla.


La leyenda cuenta, que el libro más despreocupado y límpido de la lengua española, fuera escrito en la prisión y que su lectura haya alegrado galeotes y ladrones allí encerrados, con un soplo de alegría pura.

Entre los cuarenta y ocho y cincuenta y siete años se desarrolla su genio creador; escribe con ironía profunda y compleja. Aparecen en ese período sus grandes obras. Vive en Madrid con sus hermanas, la mujer y la hija. 


No le falta la ayuda de personajes potentes, como el conde de Lemos y el Arzobispo de Toledo. El 9 de abril de 1616 escribe la dedicatoria del "Persiles" su última obra -..."puesto ya el pie en el estribo..." - para cabalgar la Muerte, que llegó cuatro días después.

Cuando Cervantes fue nombrado "comisario del rey" Neptuno en tránsito forma un cuadrado con Neptuno natal, y Saturno se encuentra en cuadrado con Plutón: decisión frustrante hecha por dificultades económicas. 

Además Urano forma una oposición a los planetas en conjunción  en Virgo, señalando la crisis de la madurez, que suele provocar una inclinación para los cambios urgentes o para el colapso.


Desde 1597 en adelante se abre un período fecundo, los objetivos cambian y se verifica un estímulo creciente en la creatividad. Mercurio natal está muy solicitado por Neptuno en sextil, y por Júpiter, trígono. 



La conjunción Urano-Plutón en tránsito hace un sextil a Plutón natal. Saturno transita sobre Sol-Marte-Urano despertando una fuerte energía intelectual cuya conclusión es el objetivo artístico. Madurez y rigor otorgado por Saturno, pero también privación de la libertad.

Los últimos años son fértiles, Neptuno transita sobre Venus haciendo un trígono a sí mismo y a Saturno - publicación del Quijote - luego se dirigirá hacia la conjunción Sol-Marte-Urano para profundizar el proceso de transformación en la vejez, reforzado por la conjunción que Saturno hace a Neptuno, trígono a sí mismo.

Racionalismo e Ideal están finalmente unidos.


El Quijote parecería en un primer momento una parodia literaria de los libros de caballería, muy populares en esa época, que el autor se propone ridiculizar. 

El protagonista se ha vuelto loco leyéndolos y decide a cincuenta años, después de haber pasado una vida dominada por el buen sentido, hacerse Caballero errante para "acrecentar su honor y hacer el Bien en la tierra".

El autor desarrolla estos conceptos confrontando la utopía con la realidad más trivial; el resultado será el contraste entre dos mundos: uno puro y luminoso, el otro turbio y mezquino.


La locura del hidalgo es vital y generosa, da vida a todo lo que toca y alza lo que ve a un plano superior: las ventas serán castillos, las rameras damas, los villanos caballeros, los molinos a viento, gigantes y así hasta el infinito. Identifica las propias imágenes internas con el mundo que lo circunda, creyendo verdadero lo que sólo es Ilusión. 

Don Quijote representa la metamorfosis psíquica en la visión existencial de la vida de Cervantes. Fracasado como militar, pues no progresó en la carrera de las armas; como escritor porque sus comedias no le permiten vivir con decoro; como hombre de carrera, puesto que se gana la vida cobrando malas deudas; como hombre de honor, porque está preso, y aun como hombre, puesto que se halla manco, decide deshacerse de sus fantasmas riendo. 

Saturno, el planeta de la privación, de la renuncia y la melancolía, cambia su vida en la vejez (trígono Saturno-Neptuno), atenuando los efectos de la triple conjunción, Sol-Marte-Urano contrariada por malos aspectos, y estimulando a Venus natal, en la búsqueda de paz y serenidad. 


Neptuno transitaba entonces por Virgo, determinando la evolución resolutoria del núcleo vital de su personalidad.



Ramiro de Maeztu ha escrito: "Don Quijote es el mismo Cervantes, despojado de circunstancias baladíes, pero abstracto, idealizado, elevándose por encima del tiempo y del espacio hasta tocar con el corazón de cuantos hombres han puesto sus sueños más arriba que sus medios de realizarlos".

No existe en Cervantes censura o sátira contra el mundo heroico de España, sino contra el propósito excéntrico de querer resucitar las aventuras de los libros de Caballería.

Las dos figuras, el hidalgo y el escudero, constituyen el núcleo y el contraste de la novela; la dualidad gigantes-molinos los define.
Sancho, con su sentido de las apariencias fáciles de las cosas, es la voz de la Realidad:

– Mire vuestra merced – respondió Sancho – que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de vientos, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. – "

Don Quijote responderá diferenciando  su mundo metafísico del prosaico del escudero:

  " Bien parece que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración ... que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla". 

Se percibe en estas palabras el espíritu del soldado de Lepanto. Cervantes es hombre de la generación del Emperador Carlos V, el ascetismo de Felipe II lo deja indiferente y prefiere el mundo de la acción y del heroísmo. La sátira va contra el pequeño mundo burgués y campesino, en el cual el escritor ha vivido y sufrido.

Sancho Panza encarna el espíritu del pueblo, lleno de humanidad y de astucia, mezcla de egoísmo y bondad, fe y escepticismo; se confiesa de esta manera:


 " La verdad sea que yo no he leído ninguna historia jamás, porque ni sé leer ni escribir; mas lo que osaré apostar es que más atrevido amo que vuestra merced yo no le he servido en todos los días de mi vida, y quiera Dios que estos atrevimientos no se paguen donde tengo dicho".


La aventura del yelmo de Mambrino - rey moro célebre en los novelas de caballería, su yelmo lo hacía invulnerable - es el punto esencial de la visión neptuniana de Don Quijote, de su intuición quimérica. La bacía de barbero - confundida con el yelmo de Mambrino - propone interminables discusiones con Sancho acerca de su realidad. 


La controversia se resuelve en actitudes psicológicas por las que se llega al acuerdo a través de la creciente disensión, cuando Sancho dice: "...este almete, que no semeja sino bacía de barbero pintiparada", o la llama "baciyelmo", y cuando dice su amo. "...eso que a ti parece bacía de barbero me parece a mí el yelmo de Mambrino, y a otro le parecerá otra cosa".


Una visión subjetiva está en la base del individualismo exaltado de Don Quijote,


"Podrán los encantadores quitarme la ventura; pero el esfuerzo y el ánimo será imposible" .


El juego dialéctico va lentamente complicándose, de manera que el lector mismo no tiene más la seguridad de cuál sea la Realidad, que se desdobla en múltiples posibilidades y la risa inicial se transforma en reflexión profunda.  


“Es un hermano del Greco”, escribe Valbuena Prat,  “aunque engendrado en el humor y no en la exaltación espiritual".

El escritor ruso I.Turgheniev ha escrito con lúcida intuición:



" Don Quijote representa sobre todo el problema de la fe, de la fe en algo eterno, inmutable, de la fe en la verdad superior al individuo; vive para hacer triunfar la verdad y la justicia en la tierra; no hay en don Quijote traza de egoísmo - a diferencia de  Hamlet, cuyo yo es el centro del mundo -; es todo abnegación y sacrificio; alienta un alma grande y heroica; mueve a risa, pero a una risa conciliadora, una expiación -".


Don Quijote al volverse cuerdo, muere. Privado de Dulcinea, sin Caballerías y desaparecido el reino de la Ilusión, el dolor interno es superior a cualquier otra solución posible.


"Por eso el final es dolorido y resignado a la vez, profundamente humano, con el consuelo, sobrio y firme, de la fe cristiana del bondadoso hidalgo de aldea, a las puertas de la Eternidad".



Angel Valbuena Prat;  "Historia de la Literatura española"; tomo III, pag.24 -