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domingo, 20 de julio de 2014

Técnica de la Partes Arabes


          ANA MARIA SEGHESSO

 

 






 
Las partes árabes o arábigas poseen ese nombre por su popularidad en el tiempo de la dominación árabe en España, pero su origen es mucho más antiguo, como lo testimonian los textos de Manilius en el "Astronomicón", del siglo I, y el "Tetrabiblos" de Claudio Ptolomeo, del siglo II.


Se habla de las partes en "El libro Conplido de Aly Aben Ragel", y en los textos de Abraham Ben Ezra o Albumazar. Estos autores recopilaron la ciencia astrológica de los Sabios de Egipto, de Persia, de la India y de Grecia.





El origen por lo tanto es antiquísimo, probablemente anterior al uso de las casas astrológicas que utiliza el horizonte o Ascendente (1)


Por este motivo se tomaba como Ascendente a un planeta y los otros se situaban en orden zodiacal.

Este método es uno de los tres que comúnmente se utilizan y consiste en colocar el planeta significativo como Ascendente y proyectar en el tema natal la posición en que quedan los otros planetas.


 

El segundo método consiste en cambiar el Ascendiente por la cúspide de una de las casas.

El tercero utiliza la Parte de la Fortuna y los planetas relacionados con la búsqueda, o la P.F. con otra Parte.

Según Ben Ezra los antiguos babilonios llegaron a utilizar hasta 97 partes.

Transcribe R. Zoller en su libro "The lost key to prediction", versión italiana, (Gruppo Editoriale Muzzio, 1990), que en la exposición de la doctrina de las partes, Bonatti dice que son necesarias tres cosas esenciales para poder "proyectar las partes"


1)  dos significadores "fijos", generalmente dos planetas o luminarias, elegidos a causa de su afinidad, en el sentido de significación universal, con el problema considerado


2)  la distancia que los divide, medida en longitud zodiacal siguiendo el orden de los signos


3)  un significador "móvil", como por ejemplo la cúspide de una casa (por lo general el ascendente) o su regente, a partir del cual se hace la "proyección de grados" sobre la eclíptica, siguiendo el orden de los signos.


La doctrina de las Partes está condicionada a la interpretación numérica de los fenómenos naturales en clave esotérica. 
En realidad la ciencia astrológica, en su integridad, se basa en el número.


Según Pitágoras existe un número del filósofo y un número del mercante.
 









(1)  Una tabla de terracota, escrita en cuneiforme, nos permite conocer que los babilonios alrededor del 600 a.C., habían dividido el Zodíaco en 12 partes.

La tabla, de forma redonda, tiene el dibujo del Zodíaco dividido en 12 secciones, con el nombre de 12 constelaciones y en el dorso están indicadas las distancias calculadas entre cada una de ellas.