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martes, 21 de mayo de 2019

LOS CALDEOS Y SU CIENCIA




 
ANA MARÍA SEGHESSO





 


En su tratado sobre la Astrología, “Biblioteca Histórica”, Diodoro Siciliano describe cómo el estudio de esta disciplina se desarrolló en Caldea. 
El texto revela la madurez del conocimiento alcanzado por los astrólogos-sacerdotes caldeos, del punto de vista astronómico y astrológico, determinando la antigüedad de la investigación astrológica y su experiencia.

La obra fue escrita en el siglo I a.C. en griego.







BIBLIOTECA HISTÓRICA -  II – 29-31




XXIX 

"No estará fuera de lugar dar aquí algunos detalles de los caldeos de Babilonia y su antigüedad, para omitir cualquier cosa digna de memoria. Los caldeos son los más antiguos de los babilonios.


Forman, en el estado, una clase similar a la de los sacerdotes en Egipto. Iniciados para ejercer la adoración de los dioses, pasan toda su vida meditando en cuestiones filosóficas, y han adquirido una gran reputación en la astrología. Se dedican sobre todo a la ciencia de la adivinación (mántica) y hacen predicciones sobre el futuro; intentan desviar el mal y obtener el bien, ya sea a través de purificaciones, sacrificios o encantamientos. 



Están versados ​​en el arte de predecir el futuro de las aves voladoras. Explican sueños y prodigios. Experimentados en la observación de las entrañas de las víctimas, dan respuestas exactas a las peticiones. 



Pero todo este conocimiento no se enseña de la misma manera que entre los griegos.

La filosofía caldea es una tradición familiar; el hijo que hereda de su padre está exento de cualquier cargo público. Teniendo como preceptores a sus mayores, tienen la doble ventaja de aprender todo este conocimiento sin reservas y agregar más fe a las palabras de sus maestros.




Acostumbrados a estudiar desde su infancia, logran un gran progreso en la astrología, ya sea por la facilidad con que se aprende en esa edad o porque su instrucción dura más tiempo.


En los griegos, por el contrario, entran en esta carrera sin conocimientos preliminares, empiezan muy tarde el estudio de la filosofía, y después de haber trabajado allí durante algún tiempo, la abandonan para buscar en otra ocupación los medios de subsistencia.



Entre los griegos solo un pequeño número de aquellos que están concentrados en el estudio de la astrología deciden perseverar en la enseñanza. Sin embargo, para lograr alguna ganancia, intentan crear nuevos sistemas y abandonan las doctrinas de sus predecesores.




Los caldeos, que permanecen siempre en el mismo enfoque de la ciencia, reciben sus tradiciones sin alteración; mientras que los griegos, pensando solo en ganar, crean nuevas sectas, que se contradicen entre sí en las doctrinas más importantes y desconciertan el alma de sus discípulos y clientes, que arrojados en una continua incertidumbre terminan por reir y no creer en nada.  



De hecho, quien quiera examinar detenidamente las asociaciones más famosas de nuestros filósofos, puede estar convencido de que no están de ninguna manera de acuerdo entre sí, y que profesan opiniones contradictorias sobre los puntos más esenciales de la ciencia".











XXX

"Los caldeos enseñan que el mundo es eterno en su naturaleza, que nunca ha tenido un principio y que no tendrá fin. Según su filosofía, el orden y la disposición de la materia se deben a la divina providencia; nada de lo que ocurre en el cielo es el resultado de la casualidad; todo lo que se logra se debe a la voluntad inmutable y soberana de los dioses. 




Habiendo observado las estrellas desde el inicio de los tiempos, han adquirido el conocimiento preciso de sus movimientos y las propiedades específicas  que en su recorrido influencia a los hombres, prediciendo a todos el futuro.





La doctrina que, según ellos, es la más importante, se refiere al movimiento de los cinco astros que llamamos planetas y que los caldeos llaman intérpretes. Entre estos astros juzgan como el más poderoso e influyente al que los griegos dan el nombre de Cronos, y que se conoce entre los caldeos con el nombre de Helus.


Los otros planetas se llaman como los designados por nuestros astrólogos, Marte (Aries), Venus (Afrodita), Mercurio (Hermes) y Júpiter (Zeus).


Los caldeos los llaman intérpretes, porque los planetas están dotados de un movimiento determinado, mientras que las estrellas fijas y sujetas a una extensísima marcha regular, no comunican. Los intérpretes, por el contrario, anuncian los eventos futuros e interpretan a los hombres los diseños benévolos de los dioses.



Se afirma que el alba, el ocaso y el color de estas estrellas sugieren premoniciones a quienes se aplique a una rigurosa observación.

También anuncian los huracanes, la lluvia y el calor excesivo. La aparición de cometas, eclipses de sol y luna, terremotos y cambios en la atmósfera son signos de felicidad o desgracia para las naciones, así como para reyes y particulares".



XXI

…" Señalan los caldeos que debajo del curso de los cinco planetas residen treinta estrellas, llamadas los “consejeros de los dioses”. La mitad de estos lugares se encuentra sobre la tierra (es visible), la otra mitad se ubica en los lugares que están por debajo de la tierra. Estos consejeros inspeccionan todo lo que sucede entre los hombres y en el cielo.




Cada diez días, uno de ellos es enviado, como mensajero de las estrellas, desde las regiones más altas a las regiones más bajas, mientras que, viceversa, otro mensajero abandona los lugares situados debajo de la tierra para subir a los que están arriba. Este movimiento está definido exactamente y tiene lugar en todo momento, en un ciclo eterno.



Entre los consejeros hay doce jefes, cada uno de los cuales preside un mes del año y uno de los doce signos del zodíaco. El sol, la luna y los cinco planetas pasan por estos signos.

El sol completa su revolución en el espacio de un año, y la luna en el espacio de un mes".

















[1]   Diodoro Sículo o de Sicilia fue un historiador griego del siglo I a. C. nacido en Agirio (hoy Agira), en la provincia romana de Sicilia.




 

ARTE SUMERIO
Museo del Louvre

 

 

 




martes, 7 de mayo de 2019

HELENA, REINA DE ESPARTA




ANA MARIA SEGHESSO



HERENCIA MATRILINEAL





                               HELENA  DE ESPARTA


Dante Gabriel Rossetti

      
La historia de Helena se desarrolla en la Grecia micénica, alrededor de los siglos XIII-XII a.C., correspondiente al fin de la Edad de bronce, es decir hace unos 3200 años.


La fuga de la reina de Esparta a Troya junto al príncipe Paris es narrada por Homero en el siglo VIII a.C., en la Ilíada, poema épico que narra la guerra de los griegos contra Troya; habían pasado más de cuatrocientos años de los acontecimientos.



Los sucesos contados fueron considerados históricos por los contemporáneos del poeta, como la demostración del enfrentamiento de dos civilizaciones, de oriente y occidente.



El personaje de Helena a través de los siglos ha sufrido transformaciones significativas. 


Considerada alternativamente como trofeo, botín, conquista, obligada por las circunstancias. Pero cuando Helena se presenta como socia o amante,   su reputación se derrumba y los historiadores, escritores, teólogos no dudan en llamarla prostituta.



La Helena homérica fue creada muchos siglos antes que los conceptos de bien y mal, inventados por teólogos cristianos. Estos principios son considerados en la religión monoteísta, dos fuerzas contrapuestas, que se combaten entre sí para ganar secuaces.


Para los griegos y las culturas politeístas las cosas no estaban así definidas. 

Los dioses paganos cumplían acciones alternas, que podían ser consideradas a veces buenas y otras malas. 



Helena es el resultado de un modelo politeísta y los episodios de su vida dibujan una mujer que sigue una trayectoria ambigua para los arquetipos del Occidente cristiano.



La comprensión de la compleja Moral pagana fue paulatinamente desapareciendo con la difusión del cristianismo, que la etiquetó como diabólica,  convirtiéndola en abominación y desprecio.



No obstante, como era de esperar, hombres y mujeres continuaron a gozar de los dones de la Natura incurriendo en la ira de la jerarquía clerical. 




En el Medioevo se castigaba a las mujeres consideradas émulas de  Helena, obligándolas a colocarse un bonete penitencial blanco, como escarnio, en un ángulo de la iglesia.


  





EL MITO DE HELENA
  



Tíndaro, rey de Esparta y padre de Helena, hace a su hija heredera de su reino.

El futuro rey y consorte será elegido por la princesa entre los pretendientes que se presentarán a la competición.


Un trofeo tan importante lo podía apetecer solo quien estaba en grado de asegurar reciprocidad en término de bienes materiales. Una heredera rica y bella se unía a otra familia que debía estar a la altura en rango y fortuna para merecer semejante honor.


Puesto que Helena era digna solamente de los mejores de su rango, su padre organizó un torneo en donde los pretendientes al matrimonio debían competir en pruebas físicas además de las ofertas de riqueza.


El poeta Hesíodo refiere que en el deseo de adjudicarse la mano de Helena, los héroes llevaron 

“inmensos rebaños de ovejas y hatos de ganado mayor, además de vajillas elegantísimas de oro y plata brillantes.



Las competiciones eran frecuentes en la antigüedad y se realizaban en celebraciones anuales en honor de los dioses, en los funerales y en los santuarios.


Los combates eran feroces y llevados a cabo por la élite aristocrática para seleccionar los hombres de los muchachos, o mejor dicho para establecer quién era realmente el mejor y merecía por lo tanto el poder.


Fuentes iconográficas de la Edad del bronce exponen hombres que luchan en combates amistosos, para perfeccionar el combate cuerpo a cuerpo, trasmitiendo el coraje y la brutalidad de los luchadores, que se enfrentaban en el pugilato y en la lucha con los bastones.


Se obtenía una corona conquistando una esposa. 


Menelao, príncipe de Micenas fue el elegido por Helena futuro rey de Esparta, como nos cuenta el Mito.


Según las fuentes literarias que han llegado hasta nosotros, en la Esparta de la edad de Bronce el derecho a reinar no pasaba de padres a hijos varones, sino de madres a hijas y el derecho al trono correspondía a las mujeres, quienes luego elegían al consorte y rey.

 

Es probable que el motivo se deba a la falta de población por las constantes guerras, que a diferencia de las guerras contemporáneas, terminaban en la destrucción total del enemigo. 


Se eliminaban todos los componentes de sexo masculino, incluidos los niños, mientras que las mujeres se transformaban en compañeras sexuales o esclavas.



Una motivación específicamente  fisiológica, apta a la continuidad del grupo social.




La tradición narra que junto a Clitemnestra y Helena, Tíndaro tuvo dos hijos varones, Cástor y Pólux. Sin embargo no se menciona nunca que uno de los dos herede el título paterno a su muerte.



Es Helena la heredera al trono, quien asegura el estado real y la soberanía en el territorio espartano.


Orestes, por su parte, será rey de Esparta cuando se case con Hermione, hija de Helena. Y seguidamente,  a heredar el trono, será un hijo de Hermione.


La hermana de Helena, Clitemnestra, reina de Micenas, casada con Agamenón, comandante en jefe de todos los caudillos aqueos que hicieron la guerra de Troya, queda en poder del reinado y hace rey a su amante Egisto, mientras que su marido está guerreando en Ilio - Troya.


La esposa de Odiseo o Ulises queda a cargo del trono de Itaca los 20 años que su marido está combatiendo en Troya y luego errando por el Mediterráneo, como nos cuenta Homero en la Odisea. 



Penélope tenía la prerrogativa de elegir entre los pretendientes quién sería el próximo rey.



Pélope (que da su nombre al Peloponeso) deviene rey de Pisa, en Elide, por Hipodamía, la hija del rey Enómao. 



El famoso Edipo, que mata a su padre,  logra ser rey cuando se casa con la reina de Tebas, Yocasta, su madre.






 
 Sacrificio de Ifigenia

Abel de Pujol (1785-1861)






La costumbre de trasmitir el título de rey a través de las mujeres, por medio de la herencia matrilineal, permitía las uniones entre diferentes familias aristocráticas, creando una trama de poder. 


Evitaba, además, las continuas tragedias entre hijos varones por la herencia.


El rey Tíndaro, consciente de la belicosidad de los pretendientes, cuando llegaron a tierras de Esparta, antes de comenzar a luchar, correr con los carros y ofrecer dones a la princesa, les hizo jurar un pacto de alianza.


Puesto que el vencedor debía ser solamente uno y los pretendientes eran numerosos, debían jurar eterna lealtad a cualquiera de ellos que conquistara la princesa. Todos debían ser fieles al triunfador y ayudarlo en cualquier caso que fuera pedida ayuda.


Las bodas se realizaron con gran pompa y Helena vivió varios años con Menelao, reinando en Esparta.

Hasta que llego Paris, y Helena huyó con el príncipe troyano y con el tesoro de Esparta, que le pertenecía.







 Aquiles y Héctor







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Johann Ludwig Heinrich Julius Schliemann, conocido como Heinrich Schliemann, (1822-1890), fue un millonario prusiano, que se consagró a la Arqueología. 


Continuó el trabajo de excavo del emplazamiento de Troya o Ilión, por sugerencia del diplomático Frank Calvert, quien había trabajado unos años antes. 


Hisarlik es en la actualidad el nombre turco de la colina donde se asentaba la antigua ciudad de Troya.



Heinrich Schliemann excavó en otros sitios, como Micenas, Tirinto y Orcómeno, estableciendo, 




“que la Ilíada describía realmente acontecimientos históricos”